En Perú, los servicios de la Telemedicina resultan esenciales para facilitar el acceso a servicios públicos de salud a grandes sectores de población ubicados de forma dispersa en zonas rurales aisladas y con pocos recursos médicos. [13]
Solo es necesario ver el caso del sistema de salud en Iquitos donde la falta de una plataforma donde se realice una eficiente entrada de datos en el hospital ocasiono una demora en el recuento de infectados por COVID-19 [14], lo cual ocasiona evidentemente una seria dificultad para poder seguir un monitoreo a pacientes que hayan superado la enfermedad y necesiten de una rehabilitación.
El gobierno peruano parece estar alertado de la necesidad de implementar telemedicina desde hace más de 10 años. Y por ello, se estableció un marco normativo y organismos de gestión pública especializada para el desarrollo de esta nueva disciplina. Sin embargo, la realidad acaba confirmando que muy poco se ha avanzado en más de una década. [13]
El panorama internacional nos acaba confirmando que la telemedicina resulta ser una herramienta sumamente eficaz, ya que en países como Canadá la implementación de la telemedicina ha reducido en un 40% los desplazamientos de los pacientes al hospital, ahorrando tiempo y recursos a los propios pacientes y a los funcionarios en tareas burocráticas [13].
Por lo tanto, se puede concluir que las deficientes implementaciones de telemedicina en Perú han ocasionado que el sistema de salud peruano haya colapsado (aun antes de la pandemia), lo cual genero una situación crítica para pacientes que quieran realizar una rehabilitación ya que los hospitales al estar saturados de pacientes no son capaces de brindar una adecuada terapia.